domingo, 23 de marzo de 2014

PECADOS CAPITALES











Pecados capitales


Para otros usos de este término, véanse Pecado (desambiguación) y Los 7 Pecados Capitales.

Los siete pecados capitales son una clasificación de los vicios mencionados en las primeras enseñanzas del cristianismo para educar a sus seguidores acerca de la moral cristiana.

El término «capital» (de caput, capitis, "cabeza", en latín) no se refiere a la magnitud del pecado sino a que da origen a muchos otros pecados. De acuerdo a santo Tomás de Aquino (II-II:153:4).


Un vicio capital es aquel que tiene un fin excesivamente deseable, de manera tal que en su deseo, un hombre comete muchos pecados, todos los cuales se dice son originados en aquel vicio como su fuente principal. […] Los pecados o vicios capitales son aquellos a los que la naturaleza humana está principalmente inclinada.

Tomás de Aquino


Los vicios pueden ser catalogados según las virtudes a que se oponen, o también pueden ser referidos a los pecados capitales que la experiencia cristiana ha distinguido siguiendo a san Juan Casiano y a san Gregorio Magno (Mor. 31, 45). Son llamados capitales porque generan otros pecados, otros vicios. Son la soberbia, la avaricia, la envidia, la ira, la lujuria, la gula, la pereza.

Catecismo de la Iglesia Católica, n.º 1866,
artículo 8, «El pecado» (V: La proliferación del pecado).2

Lista de los pecados capitales

La identificación y definición de los pecados capitales a través de su historia ha sido un proceso fluido y ―como es común con muchos aspectos de la religión― con el tiempo ha evolucionado la idea de lo que envuelve cada uno de estos pecados. Ha contribuido a estas variaciones el hecho de que no se hace referencia a ellos de una manera coherente o codificada en laBiblia y por tanto se han consultado otros trabajos tradicionales (literarios o eclesiásticos) para conseguir definiciones precisas de los pecados capitales.

Al principio del cristianismo, todos los escritores religiosos ―Cipriano de Cartago, Juan Casiano, Columbano de Lexehuil,Alcuino de York― enumeraban ocho pecados capitales.

El número siete fue dado por el papa Gregorio Magno y se mantuvo por la mayoría de los teólogos de la Edad Media.
Ocho pecados capitales

Se sabe que el santo africano Cipriano de Cartago (f. 258) ―en De Mort. (IV)― escribió acerca de ocho pecados principales.

El monje Evagrio Póntico (345-399) escribió en griego Sobre los ocho vicios malvados, una lista de ocho vicios o pasiones malvadas (logismoi en griego) fuentes de toda palabra, pensamiento o acto impropio, contra los que sus compañeros monjes debían guardarse en especial. Dividió los ocho vicios en dos categorías:3
Cuatro vicios concupiscibles o deseos de posesión:
gula y ebriedad (gastrimargia: ‘gula y ebriedad’).
avaricia (philarguria: ‘amor hacia el oro’).
lujuria (porneia)
vanagloria (kenodoxia)
Cuatro vicios irascibles, que ―al contrario que los concupiscibles―, no son deseos sino carencias, privaciones, frustraciones.
ira (orgè: cólera irreflexiva, crueldad, violencia).
tristeza (lupè)
pereza (acedia: depresión profunda, desesperanza).
orgullo (uperèphania)

En el siglo V, san Juan Casiano (ca. 360-435) ―en su De institutis coenobiorum (V, coll. 5, «de octo principalibus vitiis»)― actualizó y difundió la lista de Evagrio.
gula y ebriedad (que Casiano dejó en griego gastrimargia, porque no encontró una palabra acomodada en latín que significara simultáneamente gula y ebriedad);
avaricia (philarguria: ‘amor hacia el oro’).
lujuria (fornicatio)
vanagloria (cenodoxia)
ira (ira: cólera irreflexiva, crueldad, violencia).
tristeza (tristia)
pereza (acedia: depresión profunda, desesperanza).
soberbia (superbia)

Columbano de Lexehuil (540-615) ―en su Instructio de octo vitiis principalibus en Bibl. max. vet. patr. (XII, 23)― y Alcuino de York (735-804) ―en su De virtut. et vitiis, XXVII y siguientes)― continuaron la idea de ocho pecados capitales.
Siete pecados capitales

En el siglo VI, el papa romano san Gregorio Magno (circa 540-604) ―en su Lib. mor. en Job (XXXI, XVII)― revisó los trabajos de Evagrio y Casiano para confeccionar una lista propia definitiva con distinto orden y reduciendo los vicios a siete (consideró que la tristeza era una forma de pereza).
lujuria
pereza
gula
ira
envidia
avaricia
soberbia

San Buenaventura de Fidanza (1218-1274) enumeró los mismos 

Santo Tomás de Aquino (1225-1274) respetó esa misma lista, con otro orden:5
vanagloria (orgullo, soberbia).
avaricia
glotonería
lujuria
pereza
envidia
ira.

El poeta Dante Alighieri (1265-1321) utilizó el mismo orden del papa Gregorio Magno en «El Purgatorio», la segunda parte del poema La Divina Comedia (c. 1308-1321). La teología de La Divina Comedia, casi ha sido la mejor fuente conocida desde el Renacimiento (siglos XV y XVI).

Muchas interpretaciones y versiones posteriores, especialmente derivaciones conservadoras del protestantismo y del movimiento cristiano pentecostal han postulado temibles consecuencias para aquellos que cometan estos pecados como un tormento eterno en el infierno, en vez de la posible absolución a través de la penitencia en el purgatorio.

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