miércoles, 20 de enero de 2010

El amor muere?




El nacimiento del amor

Al enamorarnos ocurren una serie de cambios bioquímicos y psicológicos en nuestro organismo. ¿Qué es lo que establece el denominado "flechazo"?, porque todos sabemos que existe como un sonar, un radar que envía y recibe algún tipo de señales que permite el intercambio entre dos personas aún antes de hablarse.

En algunos casos, en el momento en que dos personas se conocen, se despierta un interés mutuo y se desata de súbito un mecanismo de seducción. Hay sugestiones, lenguaje corporal, miradas y otras conductas que pasan por cambios en la piel (sonrojo), alteración del pulso, en los olores del cuerpo y cambios de actitudes en la forma de ser de cada uno. Conductas y procesos que son, tanto animales, biológicos, químicos y psicológicos, como procesos humanos estratégicos, cognitivos, donde interviene el pensamiento y la plena conciencia.

La química del amor
¿Será verdad aquello de que lo nuestro es pura química...? Pues, las investigaciones de los psicólogos evolucionistas americanos, apuntan en esa dirección.

El amor, en sus estelares momentos iniciales, se manifiesta como una atracción que reúne una serie de características que tienen que ver con la bioquímica del organismo. Una sustancia en nuestro cerebro denominada feniletilamina obliga la secreción de la dopamina o la norepinefrina, que por sus efectos se parecen a las "anfetaminas", las cuales producen un estado de euforia natural cuando estamos con nuestra pareja.

El código genético del amor
En esta etapa inicial del amor, actúan decodificadores genéticos que marcarían las fases iniciales descritas. El imperativo genético de la ley de conservación de las especies, obliga a los animales machos a procurar sembrar su semilla en el mayor número de hembras que pueda. Por su parte, la hembra tratará de tener cachorros en igual proporción. De acuerdo a los psicólogos genetistas, en el ser humano -aunque sociabilizados- esta ley también actúa. Por esta razón, se dispararían las sustancias químicas cerebrales que generan la atracción y el deseo de estar juntos. Significa entonces, que el amor surge como una necesidad de conservación de la especie humana. El fin último que se perseguiría de la atracción sexual, sería el de procrear.

¿Se muere el amor?
Pues, depende.

Luego de la fase del enamoramiento frenético, hasta cierto punto irracional, se pasa a un amor más seguro y racional, en el cual no necesariamente se pierde lo pasional sino que se modifica.

El haber vivido juntos unos años desarrolla la intimidad, que es el fundamento de toda relación afectiva. Es el lenguaje de la confianza en el otro.

En la intimidad, se impone el pensamiento, el amor humano sobre el genético. Implica un trabajo a ejecutar. Tenemos que contarle al otro quiénes somos y para ello debemos darnos cuenta primero qué nos pasa, qué sentimos, qué nos pone tristes o alegres. Hay que aprender a mostrarnos para que nuestra pareja también lo haga, tanto en el aspecto físico como en el de comportamiento.

Buscar amistad, sinceridad, integridad, calidez, simpatía, valor, ternura, inteligencia, intereses comunes y compañerismo, es fundamental para desarrollar la intimidad.

Cuando la rutina se instala y se pierde la capacidad de seducción al otro, ni el mantenerse atractivos, se pierde el interes de seguir siendo pareja, de querer continuar juntos los dos. Oh si los metas y objetivos no son comunes o se inicia el interes por otra persona. Entonces estamos a las puertas de un fracaso. Es necesario preservar espacios de tiempo y físicos para la privacidad. Hay que conservar la capacidad de sorprender al otro desde cualquier punto de vista. Abrirnos desde dentro hacia afuera, porque es el momento de la intimidad, la fuerza de la pasion es la que mantiene vivo el amor. De esta manera es probable que la pasión continúe hacia el futuro enriqueciendo el amor. Más no olvidemos que la vida cambia. Mantener todo como en el principio es una ilusión. Debemos comprenderlo y entender que el amor pasa por sus fases y que nuestro compromiso de verdadero amor con nuestra pareja, supone hacer todo lo posible para mantener -además del sentimiento afectivo- el objeto de deseo sexual y erótico.

Los hindúes plantean que nunca habrá en una vida el tiempo necesario para conocer íntimamente a su pareja. Siempre se podrá innovar y descubrir secretos, si hay la voluntad y el amor al ser querido.

Si decidiéramos cambiar de pareja, sólo por sentir otra vez la pasión, no olvidemos que una vez más volverá a repetirse el ciclo. Una y otra vez. Y tambien a como dice la cancion nadie se muere por un amor, pero es una pena.

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