Extracto de la novela El mundo de Billiam.
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Aunque por otro lado, cada día me sentía más fascinado con el descubrimiento de la verdadera historia de la Unión Soviética, las cosas no eran como me las decían en clase, no era como lo informaban los periódicos, no era como lo describían los libros en las librerías, y toda la información que se le brindaba al pueblo estaba censurada, sólo se le daba lo que el gobierno quería que llegara a las conciencia de las gentes. Esa parte era el lado oscuro de este hermoso pueblo, de gente tan maravillosa, pero que había un Estado conspirador que en nombre de la libertad y el bienestar del pueblo se había convertido en el carcelero de su propio pueblo, no podía dejar de inmutarme por todo este hallazgo, por toda esa información, por todo ese sufrimiento y represión que había vivido este pueblo, que de algo me serviría para el futuro; era digno de transmitirse a las nuevas generaciones. Me asustaba sobremanera toda esa vivencia, porque significa que esto que se estaba viviendo aquí, todo lo vivido por el pueblo soviético, podía vivirse de igual manera en otro país, podía repetirse y no estábamos exentos nosotros de padecer este mal, si se apoderaba de nuestras instituciones, del Estado, si llegaba a infiltrarse en nuestra sociedad, podíamos ser víctimas de este socialismo o comunismo desnaturalizado, podíamos ver truncado nuestro futuro y el destino de toda la nación. Eso era algo que me tenía horrorizado, no concebía cómo era posible que un pueblo tan rico, tan lleno de tradición, con tanta historia ancestral, haya sido tomado como rehén y vivir como prisionero en su propia casa.
Estaba pendiente todavía la plática con Iván, que me contaría cómo era posible que el pueblo no se levantara, que nadie protestara, porque lo que me había contado era totalmente espeluznante, pero dónde estaba ese pueblo que supuestamente es el que decide su destino en un país democrático, o es que no había democracia en esta tierra, o es la democracia del que tiene el poder, el que decide por las mayorías y no deja que el pueblo libremente exprese su voluntad, cuán lejos estamos todavía de alcanzar la verdadera democracia, porque de acuerdo a lo que estoy entendiendo no importa si el gobierno es de derecha o de izquierda, si capitalista o comunista. Si un grupo se adueña de las instituciones del Estado puede perfectamente dominar el país a su gusto y antojo, y si se le agrega una doctrina ideológica, para darle un mejor colorido a la situación, pues sencillamente que el pueblo se va a confundir, se va a dividir, porque unos no van a saber qué hacer si creer o no, pero la cosa no queda ahí, porque a medida que el mal entra a dominar las dependencias del Estado, entonces utiliza el poder judicial y el poder militar, para controlar a los que no se someten ideológicamente, a los que no creen y terminan al final aceptando que no pueden oponerse a las nuevas leyes, ni entrar en contradicción con las fuerzas públicas. A la final estás indefenso, y lo único que te queda es aceptar, someterte, de lo contrario te pueden inventar un cargo y te echan preso, te hacen desaparecer, porque pierdes tus libertades, tus derechos e incluso hasta la vida.
Puede que tú estés en desacuerdo con ese gobierno, pero a ellos no les importa porque saben que van a captar la simpatía de la juventud a través de la educación, van a formar a un hombre nuevo con los nuevos valores, con la nueva ideología, aunque los viejos se opongan no va a pasar nada, la juventud y la niñez serán el nuevo blanco, serán los que dominarán la sociedad con el nuevo código.
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