lunes, 5 de diciembre de 2011

Frases de Walter Riso sobre la vida y el amor





La desesperada necesidad de aprobación siempre esconde una muy baja autoestima, la cual se intenta compensar, mostrando claves de atractibilidad. La aceptación afectiva, para las personas que sustentan este estilo, es cuestión de vida o muerte. Es el aire que los mantiene vivos.

Cuando seleccionamos pareja, no sólo elegimos el o la amante, también elegimos un amigo en potencia, la philia de la alegre coincidencia.

Hay que aprender a perder, sobre todo en el amor. Es preferible retirarse a tiempo cuando las opciones son pocas, renunciar, para evitar un sufrimiento peor más adelante.

Cuando el amor toque a la puerta, entrará como una tromba: no podrás dejar fuera lo malo y recibir sólo lo bueno. Si piensas que amar es igual a felicidad, equivocaste el camino.

Cuando una persona está enamorada lo sabe, lo siente, lo vive en cada pulsación, porque el organismo se encarga de avisarle. El amor llega como un huracán que rompe todo a su paso.

La sumisión niega el amor porque no lo deja fluir, lo aniquila traicioneramente en nombre de la entrega total. Si te niegas el placer de recibir dignamente amor, te condenas al oscuro mundo del estoicismo.

La dependencia es la peor enemiga del amor.

Cuando decimos que el apego corrompe queremos significar que me identifico con alguien o algo, de tal manera que no puedo vivir sin lo otro, que mi felicidad depende de algo ajeno a mi a lo cual "pertenezco". No puedes poseer lo que amas, solo disfrutarlo. De ahí que depender es esclavitud, es doblegar los principios y "ser del otro". Amar es ser libre psicológica y emocionalmente; sin amos.

La autoestima es un requisito imprescindible del amor de pareja. Piensa: ¿Podrías amar a alguien que se odiara a sí mismo, que sólo buscara agradarte las 24 horas, qué no tuviera mas aspiración que sangrar por tu herida? ! qué pesadilla!

En un amor inteligente y maduro, básicamente ético, la responsabilidad asumida libremente pesa mucho mas que el deber tajante, el querer amar, más que el deber amar.

¿De qué sirve tanto amor, si ese amor te limita y apabulla? Así no haya mala intención (supongamos), así no haya golpes o patadas, el aburrimiento y el maltrato psicológico pueden destruir cualquier relación. Perderse en un amor que pretende justificarse a sí mismo, que no necesita de ninguna virtud adicional, porque supuestamente ya las tiene todas, no deja de ser un despropósito.

Amar sanamente es enredar dos egos con erotismo y ternura, sabiendo, por las dudas, como se desata el nudo. Si no lo sabes, ya te perdiste en el otro, y aunque estés aparentemente feliz, habrás dejado de ser tu.

No hay nada mas hipersensible que el amor, nada más arrebatador, nada más vital. Renunciar a él es vivir menos o no vivir.

Hay que aprender a perder, sobre todo en el amor. Es preferible retirarse a tiempo cuando las opciones son pocas, renunciar, para evitar un sufrimiento peor más adelante.

Hay que empezar a conjugar de manera distinta el verbo amar; el yo te amo . Yo cambiaría eso por el gerundio "te estoy amando"; porque te estoy amando significa que estoy construyendo todo un proceso continuo de inventar y reinventar lo que siento por vos, y lo que sentís por mí. El amor es construcción pura, en estado puro.

Cuando traspasas los límites del amor y te metes en terreno de la humillación, ya no es amor: es esclavitud, es adicción.

El amor sin una pizca de razón es una estupidez.

Si se desea acabar realmente con el sufrimiento de una relación enfermiza (que nos hace daño) y no recaer en el intento, la extirpación debe ser radical. No se pueden dejar metástasis. La ruptura debe ser total y definitiva.

No necesito poseer para amar. No quiero ser el dueño de quien amo (¡que horror!). No quiero conquistar ni tomar: amar no es un acto de guerra. Decir es "mío" o "mía" es cosificar al otro, como si el amor fuera una cuestión de compra y venta. No te poseo, te disfruto mientras andas rondando por mi vida; y eso es mucho.

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