domingo, 31 de agosto de 2014

Cómo vencer la pobreza


Cómo vencer la pobreza



Siempre habrá gente pobre en nuestro mundo. Aunque quisiésemos, no podemos erradicar ese mal de nuestra sociedad. No obstante, sabemos que la indigencia es una condición prevenible y alterable. Pero, ¿por qué tiene que ser así? Aunque el tópico es complejo, la contestación a esa pregunta puede ser simple: Es más fácil ser pobre que rico.


Somos pobres porque nacimos en la pobreza y no conocemos ni aspiramos a nada mejor. Los humanos no elegimos el nivel social y económico en que nacemos. Tal como el nombre y apellido que nos dan al nacer, aunque no nos guste nuestra situación social, muchos la vivimos en resignación por el resto de nuestras vidas. Hay quienes profesan: “Pobre nací y pobre moriré.” Como esclavos de la sociedad, no aprovechan las verdaderas oportunidades y viven sus vidas conformes pero en constante lucha por subsistir. Llenos de lamento, estos seres rara vez manifiestan aspiraciones u optimismo.


Ya sea por herencia genética o circunstancial, en la mayoría de los casos seremos tan ricos o pobres como nuestros progenitores. Algunas investigaciones concluyen que la pobreza es una condición genéticamente hereditaria. Varios estudios también demuestran que aunque existen otros factores, el éxito de los acaudalados se debe en gran parte a su creatividad, ética, eficiencia y dedicación al trabajo.


Aunque no existe una formula mágica para enriquecer, si te propones alcanzar o mantener tu fortuna, necesitas planear tu vida y trabajar eficiente. Solo así tendrás éxito, a menos que te ganes la lotería o el Lotto. Hay ingenuos que en vano creen que el Lotto es una solución económica. La lotería o Lotto es la esperanza de muchos y la fortuna de una diminuta minoría. No cuentes con el Lotto y mejor busca tu riqueza en el trabajo.


Si aprendiste a ser pobre y estas conforme con ello, nunca alcanzaras la independencia económica que destaca a los aventajados. Este artículo no te garantiza la riqueza, pues tu futuro dependerá de tus decisiones, talentos, comportamiento y sobre todo, qué tanto quieres trabajar. La intención de los próximos consejos es mostrarte ejemplos o conceptos de un camino a seguir, y algunos métodos para vencer obstáculos que seguro encontraras si decides vencer la pobreza.




Pasos

1    Renuncia a la pobreza. No te conformes con un ambiente lleno de austeridad. Abandona los pensamientos pobres y comprende que no tienes que ser un necesitado toda tu vida. La miseria no es necesaria. Nunca veas un vaso medio-vacío… haz lo posible para verlo medio-lleno. Decide vivir una vida mejor y promueve cambios positivos a tu destino. Solo entonces podrás comenzar tu progreso económico.


2   No dejes que otra persona, grupo o institución de gobierno sean los responsables de manejar tu destino. Hazte responsable de ti mismo y traza tu fortuna de acuerdo a tu gusto y sana ambición. Haz de la planificación de tu futuro una prioridad diaria. Concibe un plan escrito, por el cual intentaras mejorar tu situación económica. Honestamente evalúa tu persona para formular o modificar ese plan como sea apropiado o necesario.

Establece tu objetivo principal a largo término. Este debe ser un objetivo realista o algo que en verdad puedes alcanzar. No cometas el error de aspirar a una meta imposible, pues solo encontraras fracaso y perderás tu interés. Mantén tus objetivos flexibles y aptos a modificaciones.

El objetivo principal no debe ser singular, pues idealmente tus aspiraciones te llevarán a múltiples proyectos lucrativos. Por ejemplo, quizás tu sueño es ser propietario de una imprenta, pero a la vez te gustaría invertir en bienes inmuebles y también asociarte con una amiga en un negocio de cosméticos. Esto sería un buen plan, pues esta diversificado y quizás puedes perseguir varios objetivos a la misma vez. Si algo te fracasa, no tienes que formular un nuevo plan y siempre tendrás el famoso “Plan B”.

Establece metas intermedias. Igual que el objetivo principal, las metas intermedias deben ser relistas, flexibles y sujetas a prudentes cambios. La cantidad de eventos intermedios estará directamente relacionada con tu objetivo y las condiciones de tu desenvolvimiento. Dependiendo de las facilidades u obstáculos que encuentres en el camino, es posible que tengas que añadir o erradicar algunos eventos. En esta parte de tu plan, identifica en orden cronológica la sucesión de importantes éxitos que debes lograr para alcanzar tu objetivo.

Por ejemplo, si intentas ser propietario de un negocio, quizás los subtítulos que identifican tus metas intermedias sean:
Obtener educación necesaria
Adquirir experiencia laboral
Cultivar contactos personales en el rubro
Formular un plan de negocios
Conseguir financiamiento
Ejecutar el plan de negocios


3   Elabora un presupuesto personal y así balancearas tus gastos con tus ingresos. Toma en cuenta tus objetivos inmediatos cubriendo necesidades y obligaciones, pero no olvides separar una prudente cantidad de dinero para gastos inesperados y otra para los ahorros. Con tu mejor autodisciplina cumple con tu presupuesto, pues de otra manera no te ayudará en nada.


4   Suprime toda idea avara, celosa, codiciosa, déspota, delincuente o envidiosa como las que plagan la mente de algunos pobres. Estos pensamientos se convierten en cualidades personales y típicamente perpetúan o causan la pobreza, pues son contraproducentes.

No acapares lo que no te hace falta ni lo que es propiedad ajena. Cuando puedas, comparte con el prójimo y verás que al final recibirás más de lo que has dado.

Evita los injustos prejuicios contra tu vecino. Si él es más industrioso y tiene más éxito que tú, ese factor no te da la razón para resentir sus triunfos. Cambia ese malicioso recelo por sincera admiración y él compartirá contigo el secreto de su éxito o los frutos de ello.

Compadécete de aquellos que tienen una necesidad mayor o menor a la tuya. La sincera compasión no debe ser basada en lo que posee o carece el afligido. Ayuda a quien puedas y así cuando tú seas digno de piedad, tus semejantes no serán déspotas aunque tengan más o menos bienes que tú.

Si tu prójimo ha realizado más éxitos o riquezas que tú, no es justo que a causa de tu envidia le hagas daño a él o a su propiedad. El éxito de otro no justifica que tú le respondas con venganza o envidia. Respeta a los demás y demuéstrales tu admiración cuando sea apropiado. Toma en cuanta que cuando llegues a tener algo de valor, necesitaras que tus semejantes respeten el fruto de tu esfuerzo.

Practica la honradez y no le mientas o engañes a los incautos. No hurtes la propiedad ajena. Nota que es difícil embaucar a una persona honrada. Comprende que es muy fácil embaucar a quien piensa que está obteniendo algo a cambio de nada. La falta de honradez hace al pobre más pobre.

No codicies maliciosamente la propiedad o éxito de otro, pues la envidia te daña como persona y no te enseña cómo utilizar tu potencial productivo. Alcanza tu propio éxito honorablemente y admira a los que consiguen el triunfo. Aprende todo cuanto puedas de gente que tienen más éxito y bienes que tú. Asume que ellos saben algo que tú no sabes y admite a ti mismo que ya hicieron lo que tú no has podido hacer.



5   No pienses que las personas triunfantes, no merecen lo que han logrado, pues generalmente la riqueza se obtiene por medio del trabajo y tenaz empeño. No opaques el éxito ajeno y más bien apláudelo. Si alguien obtiene más éxito que tú, quiere decir que te superó. Hazte su sincero amigo y aprende cómo logró surgir. Superarlo o cuando menos aseméjate a él, pero hazlo con honor. ¡Compite honradamente sin malas intenciones o envidiando los bienes u honores ajenos! Si crees que mereces más que otra persona, demuéstralo y alcanza tu potencial por tus propios meritos. Si lo haces de otra manera… vas a ser pobre toda tu vida.


6   Cultiva tu buena reputación. No permitas que en tu ámbito personal o laboral, la mayoría te conozca por ser indeseable o mala persona. Gánate una excelente reputación tratando a todos en la misma forma en que te gustaría recibir el trato.

No abuses de tu autoridad. Pide u ordena lo justo sin maltratar la dignidad humana.

Da prestigio a quien lo merezca y nunca te otorgues los laureles de tus compañeros o subordinados.
No ofrezcas lo que no puedes dar o lo que no es tuyo. Cuando prometas algo, cumple al pie de la letra.
Si das tu palabra, esta debe tener más valor y respaldo que tu dinero.

Cuida tu buen crédito financiero al nivel personal y si un día logras ser dueño de tu propio negocio, protege el crédito de tu empresa.

Admite tus errores sin decir mentiras ni dar excusas tontas. Nunca culpes a otro por tus fallos, culpas o errores.

Si no sabes algo, no finjas saberlo. ¡Admite que no sabes y aprende!

Estudia tu sentido del humor y trata de proyectar una personalidad alegre y jovial, pero respetuosa.

No te expreses con palabras profanas, pues eso manifiesta falta de educación. Las palabras sucias que salgan de tus labios, ensuciarán tu persona.

No acapares toda la conversación. Dale oportunidad a los demás para que contribuyan al tópico. Recuerda que si escuchas aprendes, pero si hablas mucho no aprendes nada nuevo.


7   Establece tu propio negocio y así serás tu propio jefe. De otra manera nunca serás rico, pues mientras trabajes para otro, tu potencial y futuro económico tienen límites y ese otro para quien trabajas influye en tu suerte y futuro más de lo que a ti te agrada. Comienza con proyectos pequeños y estudia la forma de ampliarlos progresivamente. Grandes iconos comerciales de fama internacional comenzaron en la cocina o en el garaje de la casa de una familia pobre.


8   Oportunamente, reinvierte las ganancias de tus emprendimientos, pues el dinero que no se mueve queda estancado y no produce. Si dejas tu capital paralizado, este perderá valor al no poder crecer a la par con la inflación. Reinvierte, siempre y cuando tal medida no sea antagónica a su fuente de origen. Considera que todo proyecto necesita financiamiento adecuado para tener éxito y una mala reinversión puede afectar al mismo empeño de procedencia, a la nueva inversión o ambos.


9   Diversifica tus intereses en forma independiente. Aunque esto es importante, no es cosa que se hace de la noche a la mañana. Más bien es una necesidad que se realiza a largo plazo. Si te dedicas a un solo rubro y tu emprendimiento fracasa, seguramente lo pierdes todo. Pero si tus intereses están distribuidos en varios empeños, siempre te quedará algo después de un fracaso (y fracasos tendrás). Mientras tengas muy poco, te será difícil diversificar, pero tan pronto sea prudente, invierte adicionalmente en algo diferente y crea tu expansión económica.


10   No olvides que un día no muy lejano, vas a ser un anciano. Planea tu retiro del mercado laboral. Esto incluye ahorros, impuestos o imposiciones a fondos de pensión, inversiones a largo plazo y cualquier otro plan o programa que asegure tu independencia económica en tu tercera edad. Entre más temprano comiences a planificar y alistarte para tu vejez, mejor será para ti. ¡No lo pospongas un día más y no olvides que esto es a largo plazo y muy importante!


11   Ahorra como si fuera una obligación religiosa. La cantidad depende de tu edad, pues entre más edad tengas, mayor cantidad debes ahorrar. Lo ideal es, dividir tu edad por dos y el resultado indicará el porcentaje de tus ingresos que debes ahorrar. Es decir que a los 25 años debes estar ahorrando no menos de 12½ por ciento de tus entradas, mientras que a los 40 estarías guardando 20 por ciento.



Consejos

Piensa en grande y establece tus metas con prudencia, pero no distraigas tu impulso creativo planeando lo imposible. Reconoce tus límites.

Para salir de la pobreza, de vez en cuando tendrás que tomar riesgos. Arriésgate de manera calculada, pero no lo hagas por capricho o arbitrariamente. Piensa las cosas prudentemente sin malgastar tiempo y no te apresures en exceso. Entre más joven seas, más riesgos puedes tomar, pues si fracasas todavía tienes tiempo para comenzar de nuevo. Según envejeces, tu habilidad para tomar riesgos debe ser más conservativa, pues te quedan menos años productivos.

Escucha y evalúa los consejos de la voz de la experiencia. Busca consejos cuando lo creas necesario, pues hay “estúpidos” en este mundo que son más astutos que tú y hasta saben hacer cosas que tú no puedes hacer.

No permitas que se te olvide ningún concepto, por insignificante que parezca. No confíes en tu memoria para guardar pensamientos fugaces o conceptos complejos. Cuando menos lo esperes, se te ocurrirán dinámicas ideas. Tan pronto sea posible, anota esas ideas en papel o en el disco duro de tu computadora y antes que pierdas la inspiración desarróllalas hasta formar detallados planes.

Antes de emprender un proyecto, investiga y concibe un plan escrito que sea flexible y sensato. No te aventures a improvisar tus decisiones frente a sucesos inciertos, puesto que tropezarás con muchas sorpresas indeseables. Es más productivo ser preactivo, pues así podrás considerar tus diferentes opciones en adelantado. Teniendo una idea del sendero a seguir, puedes hacer mejores y más educadas decisiones en menos tiempo.

Ten presente que no toda buena idea tiene éxito la primera vez. No descartes los fracasos por completo, pues hay ideas que a pesar de haber fracasado, funcionarían en un contexto diferente, con modificaciones o en mejor tiempo. Así que no descartes los fracasos por completo. Estúdialos, aprende y toma nota de lecciones aprendidas que te enseñan como proceder en el futuro.

Se original, industrioso y exclusivo. Vende el producto o servicio que nadie más entrega.

Vende a un precio competitivo. Es decir, si al igual que tus competidores, vendes 50 lápices a $1.00 cada uno, y ganas $0.25 por unidad, tu ganancia total es $12.50. Ahora considera que si bajas el precio y logras vender 400 a $0.80, tu ganancia sería tan solo $0.05 por unidad, pero con un mayor volumen de negocio tu ganancia total sería $20.00 en vez de $12.50.

Se cordial y honesto con tus clientes. Recuerda que el cliente no es una interrupción a tu trabajo. Más bien, tu patrocinador es quien te enriquece por medio del trabajo que provee. El cliente siempre tiene la razón pues él es quien financia tu sueldo. ¡Respétalo y aprécialo!

Si eres dueño de la empresa donde trabajas, establece un salario justo para ti y no vivas del capital operativo de la empresa. Esto es mayormente importante al comienzo de un emprendimiento comercial.

Si estableces un negocio, es esencial que de alguna manera anuncies el producto o servicio que ofreces.

 El método depende de la necesidad de tu empresa, la audiencia a quien diriges el mensaje y tu presupuesto. Algunos ejemplos son promotores, letreros, hojas sueltas, Internet, radio y televisión, pero no olvides que el mejor anuncio es un cliente satisfecho.

Trabaja duro y eficiente pero no seas esclavo de tus negocios. Reserva tiempo para tu conyugue y toda tu familia, pues ellos y tú se lo merecen.

No dañes algo, tan solo porque te es imposible alcanzarlo o tenerlo. La mentalidad “Mío o de nadie” solo sirve para hacerte ver como un ogro egoísta.

Págate a ti primero. Si eres el dueño de la empresa donde trabajas, tu sueldo será primero que los demas. Cuando trabajas para otro, al recibir tu sueldo son tus ahorros los que dispondrás primero.



Advertencias

¡El plan de negocios es un documento esencial! Si quieres vencer la pobreza, tienes que saber usar un “plan de negocios” y tenerlo en mano antes de emprender un proyecto. De la misma forma que un constructor no comienza a edificar sin un plano, no deberías apresurarte a comenzar un negocio sin el plan de negocios. Averigua qué es y cómo se usa.

Incorpora tu emprendimiento (Tu Empresa Inc.) tan pronto como puedas. Esto quiere decir que tu negocio tendrá su propia personalidad jurídica y en muchas maneras eso protege tu inversión y te dota de ciertas ventajas. En cuestiones de impuestos, demandas, quiebras y otros asuntos legales, la empresa incorporada amortigua la mayoría de obligaciones, aunque en algunos casos los dueños tienen que asumir ciertos adeudos.

Usa el dinero de otro. Los bancos y otras instituciones financieras prestan dinero para emprendimientos, cuando están convencidos que el plan de negocios es bueno. Algunas ventajas de estos préstamos, ya sean a corto plazo o a largo término, son que tú no asumes todo el riesgo y puedes financiar proyectos de negocios sin tener todo el capital en mano. Otra forma de usar el dinero de otro es asociándote con quien tiene el dinero necesario. En ambos casos es esencial innovar un excelente plan de negocios y tener la empresa incorporada.

No esperes milagros. Los primeros siete años de negocio no te darán grandes ganancias y es posible que durante ese tiempo necesites una entrada de recursos adicional para financiar tus necesidades personales. No te desesperes ni pierdas el rumbo. Invierte tiempo, energías y dinero en tu negocio aunque sea un gran sacrificio al principio. Persiste sin dejar que los obstáculos te venzan y tendrás tu premio.

No mezcles las finanzas de tu negocio con las personales. Esto es importante aunque tu negocio sea tan limitado como vender empanadas de queso hechas en la cocina de tu hogar.

Asígnate una comisión o un salario justo y razonable por tu aporte a la empresa y no excedas ese límite arbitrariamente. No uses el capital y la neta ganancia de tu empresa para gastos personales, pues estarías robando de ti mismo.

Si empleas a tus familiares, asígnales un sueldo justo y dale el trato que merece cualquier otro empleado. Ni más ni menos, pero que así lo comprendan y lo acepten.

No prestes el capital de tu empresa a menos que tu negocio sea un banco o casa de empeño.
No malgastes recursos, pero tampoco seas tacaño para tu negocio. Es decir que si necesitas un artefacto en tu negocio, compra uno que esté diseñado para la aplicación comercial. Si erróneamente adquieres uno que está diseñado para aplicaciones domesticas, pronto tendrás que remplazarlo y a la larga lo barato te sale caro.

Al reinvertir ganancias, cuídate de no quebrar la fuente de tal ganancia al invertir en otro empeño, pues ambas áreas de interés pueden fracasar por falta de capital. No prendas un fuego apagando la fuente de candela.

¡Ojo con las creencias religiosas! “Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de los cielo”. Si has escuchado esto, puede que odies el dinero, pero debes comprender que ese “ojo de la aguja”, no está relacionado a la costura. Al lado de los portones en las murallas que encerraban a las ciudades bíblicas, había unas pequeñas puertas, llamadas “ojo de aguja”. Estas se usaban para dejar entrar a quien llegara después de haber cerrado los portones principales. Aunque era difícil entrar un camello por ahí, no era imposible si lo empujaban de rodillas y libre de carga. Como puedes entender, la frase no indica que sólo los pobres van a la Gloria.

Una mujer no necesita un hombre para obtener su propio éxito ni un hombre tiene que tener una buena mujer a su lado para llegar a la meta. En el camino hacia tu éxito, abandona todo cuanto pueda ser lastre... excepto tus hijos.



Creado por A.J. Rivera, Alhen, Rob S
http://es.wikihow.com/vencer-la-pobreza

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