viernes, 9 de julio de 2010

Guillermo Fariñas



Fariñas, incombustible luchador
El disidente cubano asegura tras dejar su huelga de hambre que el Gobierno cubano ha abierto una puerta que «ya nadie puede cerrar»
10.07.10 - 00:44 - MILAGROS L. DE GUEREÑO CORRESPONSAL | LA HABANA.


La salud de Guillermo Fariñas, calificada de «grave» la semana pasada, ya no pende como una espada de Damocles sobre el régimen cubano. El ex militar, psicólogo y periodista independiente sigue delicado con un trombo en sus venas -que podría ser mortal- pero ha experimentado una ligera mejoría y ha comenzado a beber agua. Aunque asegura que si Castro no cumple sus promesas, volverá a ayunar.

La semana pasada, el diario oficial 'Granma' informaba del riesgo de su muerte. Él se mantuvo firme en su lucha y rebajó de 26 a una docena los presos enfermos que quería ver libres para volver a comer. Su cesión en el número de opositores que pretendía que fueran excarcelados se produjo tras la puesta en libertad de Ariel Sigler y el acercamiento de doce disidentes a cárceles de sus provincias de origen.

Pero el sorpresivo anuncio de la progresiva liberación de los 52 reclusos del Grupo de los 75 que continúan detenidos desde 2003, junto al rosario de peticiones para deponer su protesta cursadas por la Iglesia católica, España y sus mismos correligionarios, acabó por convencer a Fariñas de dejar su ayuno. «Nosotros no queremos hacer ningún tipo de presión porque nuestro interés es tener a nuestros hermanos libres, ya sea dentro o fuera de Cuba», explicó el psicólogo en un comunicado.

Sin embargo, aclaró que pospone la huelga de hambre y sed «hasta el 7 de noviembre». También consideró que el régimen ha abierto «una puerta que no quería abrir». «La presión internacional, las circunstancias sociales, políticas y económicas dentro del país y el momento histórico que se está viviendo le han llevado (al Ejecutivo) a tener que dar el paso. Ya nadie la puede cerrar», argumentó. Han sido más de cuatro meses de tensión y presión internacional a Cuba desde el 23 de febrero, cuando murió Orlando Zapata tras 83 días sin ingerir alimentos. Al fallecimiento del opositor se unió la protesta emprendida por Fariñas un día después y la oleada de críticas por la represión a las Damas de Blanco en la semana del séptimo aniversario de las condenas de sus esposos, padres, o hijos.

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