miércoles, 11 de noviembre de 2009

El Conocimiento fuente y riqueza para el futuro, Segunda Parte

Segunda Entrega
El conocimiento:
fuente y riqueza para el futuro


Seguimos con la segunda entrega del articulo titulado Fuente y Riqueza para el futuro de cómo la Ciencia y Tecnología han logrado impulsar los paises desarrolados y de cómo los paises tercermundistas nos quedamos atrás, esperamos ilustrar a los lectores con la importancia del conocimiento para el desarrollo de nuestros paises.

William P.


El conocimiento:
fuente y riqueza para el futuro
JAIRO ALFONSO VALERO *

Continuación…

II. El impacto en la economía mundial
La ciencia y la tecnología han sido relevantes y determinantes en el concurso del
desarrollo económico del mundo. Aproximadamente, hasta 1960 los parámetros
básicos que soportaban el crecimiento y el desarrollo fueron el capital y el trabajo.
La productividad y el ahorro explicaban la teoría del desarrollo económico.
La mecanización intensiva, el acceso a los recursos naturales y las economías de
escala, indicaban en buena parte el progreso. Dichos conceptos se han revaluado
en las décadas recientes: el capital y el trabajo participan tan sólo en el 50 por ciento
del crecimiento económico, el otro 50 por ciento se ha producido por la acumulación
de conocimientos, según los más avezados analistas4. Esto ha hecho que la
generación de conocimiento y la inversión en ciencia y tecnología se haya tornado
prioritaria en todos los países desarrollados, y que dichas inversiones hayan
resultado extraordinariamente rentables para la sociedad.
Los países en vías de desarrollo, con problemas internos de estabilidad política y de
gobernalidad y con los problemas fundamentales de la población sin resolver, han
olvidado la inversión en ciencia y tecnología y han descuidado su sistema educativo.
Los resultados son evidentes, la brecha entre las naciones pobres y ricas cada vez
es mayor y la dependencia tecnológica ha colocado a los países en desarrollo en una
gran desventaja competitiva. La ciencia y la tecnología ya no constituyen recursos
exclusivos de las naciones ricas, sino un ingrediente de progreso sin el cual las
naciones pobres difícilmente podrán sobrevivir y mantener su identidad.
La ciencia y la tecnología tienen que estar alineadas con otros objetivos estratégicos
de las naciones para buscar la competitividad, y su planeación debe recibir una
especial atención por parte de los líderes y gobernantes. Para que los países pobres,
y en particular los de América Latina, puedan salir del atraso y ser menos
dependientes de las naciones ricas, se necesita una verdadera revolución, que
abarque la empresa privada, el estado y el sistema educativo, todos trabajando de
manera articulada —sinergia—, para alcanzar la modernidad y recuperar el tiempo
perdido. Se necesitan inmensas reformas organizacionales, administrativas de los
procesos educativos y de la formación de gerencia y de los empresarios, para que
todos atiendan su compromiso y generación de conocimiento como base fundamental
del desarrollo humano integral.
Por esta razón es que surge la concepción generalizada de los economistas acerca de que lo que distingue a los países pobres –ya sean personas o países— de los países industrializados, no solamente son las diferencias en el capital sino también y con mayor relevancia, las diferencias en el conocimiento.
La brecha entre los países desarrollados y los en vía de desarrollo, se explica porque
los primeros realizan importantes inversiones en investigación y desarrollo, tanto
como porcentaje del PIB, como per cápita5 y muestran una población de científicos
y técnicos abundante y la cantidad de publicaciones científicas que producen y
cubren el 90 por ciento de las editadas en el mundo6.
Los países pobres o en desarrollo, presentan cifras francamente desoladoras en esos
campos. En efecto, del informe sobre desarrollo humano 1999, se desprende que
entre el período 1990-1996 América Latina contaba sólo con 0,4 —en promedio—
científicos y técnicos en investigación y desarrollo por cada mil habitantes,
guarismo que comparado con países como Japón lo dejan 6,7 por debajo. Tal
situación es así, que el informe del Banco Mundial sobre el desarrollo mundial para
los años 1998-1999, propone la necesidad de abordar las desigualdades de
desarrollo desde la óptica del conocimiento. El informe deja ver claramente las
grandes diferencias que existen entre los países industrializados y aquéllos en vías
de desarrollo respecto a la capacidad de generar conocimiento, hasta el punto de
insinuar que tales diferencias son aún más grandes que las que tienen que ver con
el ingreso, destacando también que la producción de conocimiento y la innovación
tecnológica resultan ahora los componentes básicos que determinan la competencia
internacional y el crecimiento económico. La importancia del desarrollo de nuevos
conocimientos dentro de la revolución científica global de las últimas décadas se
constituye en un reto para aquellos países que pretenden conservar los patrones de
competitividad y de aquellos que buscan implantar políticas de desarrollo tendientes
a lograr un liderazgo mundial.
La generación de conocimiento requiere de grandes inversiones monetarias y en el
caso de los países más pobres, les resulta muy costoso producirlo; claro que el
conocimiento se podría adquirir a un menor costo; sin embargo, para esto, también
es necesario contar con reglas de juego claras, con un sistema reglamentación
flexible, con instituciones que certifiquen la calidad, el cumplimiento de las normas
y contratos y recopilen y difundan la información necesaria para poder importar el
conocimiento.

* Economista y mágister Universidad Nacional. Docente de la Fundación Universidad Autónoma de Colombia.
JAIRO VALERO
Economía y Desarrollo - Marzo 2002, vol. 1, N° 1

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